Cremona y Tamoil utilizan la energía fotovoltaica para eludir la obligación de recuperar la zona contaminada

Tamoil presentó en Cremona un proyecto para la construcción de un parque fotovoltaico de 5-6 megavatios en la antigua zona de su refinería, reconvertida en almacén hace unos 13 años.El proyecto, entregado al Ministerio de Medio Ambiente y Seguridad Energética, según algunas asociaciones representa una estrategia de la petrolera para evadir el compromiso de limpieza, explotar las lagunas regulatorias y dejar así a Cremona con un pesado legado ambiental sin resolver.

Para la ciudad y sus habitantes, el nuevo parque fotovoltaico podría ser, por tanto, un error garrafal:una promesa de energía limpia que, sin embargo, no logra disipar las sombras de la contaminación sigue presente.La reconversión del área de Tamoil ya había sido perfilada en 2011, cuando la empresa dejó de procesar crudo.El acuerdo con las instituciones y los interlocutores sociales, firmado en el entonces Ministerio de Desarrollo Económico, preveía medidas de apoyo económico para los empleados con redes de seguridad social y el inicio de las obras de recuperación en áreas internas y creación de una barrera hidráulica para proteger el medio ambiente circundante.Sin embargo, las obras de recuperación nunca comenzaron:de hecho, la legislación permite posponer estas operaciones siempre que la zona albergue actividades de producción y Tamoil haya mantenido operativo su propio almacén en el lugar.

Por este motivo, el proyecto del parque fotovoltaico ha suscitado críticas especialmente por parte de asociaciones ecologistas y de ciudadanos, ya que, si por un lado supone un paso hacia las energías renovables, por otro corre el riesgo de comprometer permanentemente una limpieza de la zona, donde la contaminación por petróleo sigue sin resolverse.De hecho, la zona industrial de Tamoil ha causado graves daños medioambientales a lo largo del tiempo, lo que ha llevado al Ayuntamiento de Cremona a iniciar acciones legales para obtener una indemnización.Tras una larga batalla judicial, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con la empresa obteniendo 1,4 millones de euros, a los que se añadió un millón pagado tras el juicio penal por desastre medioambiental.Sin embargo, la cifra está lejos de los 40 millones solicitados inicialmente por daños a la tierra y a los acuíferos.

A pesar del acuerdo, la contaminación parece persistir.A finales de 2023, las pruebas medioambientales realizadas por Canottieri Leonida Bissolati –un histórico club deportivo situado junto al antiguo emplazamiento de Tamoil– han detectado la presencia de contaminantes, En particular hidrocarburos sobrenadantes, es decir, sustancias que no se mezclan con el agua y permanecen en la superficie.Aunque la barrera hidráulica instalada por Tamoil es teóricamente de contención, los contaminantes continúan afectando los acuíferos de la zona, en algunos casos superando los límites de contaminación permitidos.

Más optimista es el alcalde de Cremona, para quien la zona no está clasificada formalmente como lugar a recuperar, sino como zona de reutilización, por lo que Tamoil no tiene obligaciones legales de remediación.Sin embargo, esta posición fue fuertemente criticada por las asociaciones medioambientales locales.Ya en los últimos años, Barbara Meggetto, presidenta de Legambiente Lombardia, y Pierluigi Rizzi, presidente de Legambiente VedoVerde Cremona, cuando fueron interrogados sobre el asunto, recordaron que una sentencia firme de 2018 sobre el desastre medioambiental había reconocido daño irreparable al territorio.

El proyecto de Tamoil llega en un momento en el que la transición energética y las energías renovables están en el centro del debate público.Pero el caso de la antigua refinería de Cremona plantea dudas sobre hasta qué punto un parque fotovoltaico puede representar realmente una solución sostenible cuando lo que no se ve, el subsuelo, es rico en sustancias altamente tóxicas.

[por Gloria Ferrari]