https://www.open.online/2024/06/12/progetto-esa-crimini-ambientali-satelliti-spazio
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"Nos enfrentamos a una nueva ola de crímenes ambientales".Lorenzo Colantoni, fotógrafo, periodista y convencido de ello compañero senior del Instituto de Asuntos Internacionales (IAI).En sus años de trabajo de campo, Colantoni pudo ver de primera mano el efecto devastador de las actividades humanas en los hábitats naturales, desde la deforestación en el Amazonas hasta minería ilegal en los países del sudeste asiático.En las últimas semanas, el IAI lanzó junto con la Agencia Espacial Europea (ESA) el primer proyecto de investigación sobre el uso de imágenes satelitales para combatir los delitos ambientales a nivel global.El objetivo es comprender qué usos han demostrado ser más eficaces y qué obstáculos no sólo técnicos, sino también políticos, legales y sociales ha encontrado hasta ahora la aplicación de esta tecnología.«Queremos ir más allá del simple seguimiento medioambiental y discutir las aplicaciones de las imágenes de satélite que nos ayuden a llevar a los culpables ante los tribunales», explica Colantoni.El proyecto también nos permite potenciar Copernicus, el programa de observación de la Tierra financiado por la Unión Europea que estudia, entre otras cosas, el cambio climático.
Imágenes desde el espacio y trabajos de campo.
El proyecto de la ESA se divide en dos fases.El primero durará aproximadamente un año e implica la recopilación de estudios de caso a nivel global también a través de misiones de campo de investigadores del IAI, fundamentales para comprender los métodos de uso, las metodologías criminales y el contexto político, social y ambiental.La segunda fase, de aproximadamente seis meses de duración, consistirá en el análisis de todos los datos e información recopilados.«El satélite nos permite hacer cosas que ya se hacían antes pero de forma más económica y eficaz», observa Colantoni.Además de la recopilación de datos, la Agencia Espacial Europea también pretende organizar encuentros para hacer de la lucha contra los delitos medioambientales un tema al alcance de todos.Hoy, 11 de junio, y mañana, 12 de junio, la ESA y el JRC -el centro de investigación de la Comisión Europea- han organizado una talleres en Roma dedicada a los delitos medioambientales.Uno de los temas tratados fue precisamente el papel que pueden desempeñar las nuevas tecnologías, partiendo de las imágenes de satélite, para combatir el fenómeno.
La lucha contra la deforestación (y más allá)
Hay docenas de ejemplos a los que se puede aplicar el nuevo proyecto de la ESA y el IAI.Van desde Japón, que ha estado lidiando con el problema del abandono de los bosques durante años, hasta los países del sudeste asiático, donde la creciente demanda de materiales críticos ha llevado a la expansión (en algunos casos incluso ilegal) de las minas.Y, evidentemente, está Europa, donde – revela Colantoni – «hay zonas marinas protegidas donde se pesca incluso más que en las no protegidas».Sin embargo, uno de los principales campos de aplicación de las imágenes de satélite sigue siendo la lucha contra la deforestación.«A menudo la desaparición de los bosques no ocurre de 0 a 100 en el transcurso de un día.Es un proceso – explica el investigador – que va paso a paso:Comienza con la degradación forestal, luego con la apertura de las primeras infraestructuras y luego con el incendio o la tala que lo destruye todo definitivamente".Lorenzo Colantoni lo vio con sus propios ojos durante un reciente viaje a Indonesia, uno de los países donde la producción de aceite de palma ha provocado la destrucción de bosques enteros.El uso de imágenes de satélite nos permite seguir la evolución de la situación y alertar a las autoridades locales para intervenir antes de que el problema sea demasiado grande.
Comercio entre la UE y el Sudeste Asiático
Un testimonio reciente sobre crímenes medioambientales, que (también) cuestiona a la Unión Europea, proviene de un informes en el que trabajó el propio Colantoni, junto con su colega investigador Alessio Sangiorgio.El documento se titula Delitos medioambientales entre la UE y el Sudeste Asiático y rastrea los intercambios comerciales, tanto legales como ilegales, entre los dos mercados.En los últimos años, escriben los autores, la colaboración entre Bruselas y los países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) se ha intensificado, en particular en lo que respecta a algunos sectores clave de la transición ecológica.Esta consolidación de los vínculos comerciales también ha ido acompañada de un crecimiento de las actividades ilegales, "en particular aquellas que dañan el medio ambiente".Entre los ejemplos citados en el informe se encuentran la exportación de aceite de palma a la Unión Europea, en gran medida asociada a prácticas de deforestación, pero también la importación ilegal de residuos de países de la UE.
La presión europea y el problema deaplicación
Según estimaciones de la Comisión Europea, los delitos medioambientales están aumentando entre un 5% y un 7% a nivel mundial y ahora representan la cuarta actividad criminal más grande del mundo, así como una importante fuente de ingresos para el crimen organizado.Y es precisamente para hacer frente al crecimiento de este fenómeno que en los últimos años Bruselas ha desarrollado una serie de medidas destinadas a combatir los delitos contra el medio ambiente.En 2023, por ejemplo, se aprobó el EUDR, el regulación pionero en las cadenas de suministro a través de las cuales la UE pretende luchar contra la deforestación y la pérdida de biodiversidad.La medida exige que las empresas que exportan o comercializan aceite de palma, ganado, soja, café, cacao, madera, caucho, muebles o chocolate en el mercado europeo demuestren que estos productos no contribuyen a la deforestación.
Luego, en febrero de 2024, el Parlamento Europeo aprobó la nueva directiva sobre delitos medioambientales, que aumenta las penas de prisión y las multas para los infractores.Medidas como las que acabamos de describir tienen un objetivo indudablemente ambicioso.Sin embargo, hacerlas cumplir no es un paseo por el parque.«Muchas políticas europeas necesitan ahora una gran atención aaplicación.Últimamente el Pacto Verde ha sacado a la luz algunas medidas que no son fáciles de implementar", explica Colantoni.Las actividades destinadas a garantizar el cumplimiento de las normas están confiadas a las fuerzas policiales, que sin embargo "tienen a su disposición recursos limitados y personal insuficientemente especializado".Podrían ayudar iniciativas como la lanzada por la ESA y el IAI, que se centra en un uso más generalizado y eficiente de las imágenes de satélite para cartografiar y combatir un fenómeno en constante crecimiento.
En la portada:Imágenes multiespectrales de la Amazonía ecuatoriana (créditos ©ESA)