https://www.open.online/2024/08/20/jadar-miniera-litio-serbia-proteste
- |
La transición ecológica y las relaciones internacionales suelen ir de la mano.Y para darse cuenta, basta ver lo que está sucediendo en Serbia, donde desde hace semanas hay protestas contra la decisión del gobierno de autorizar la construcción de una gran mina para la extracción de litio en el valle del río Jadar, en la frontera con Bosnia y Herzegovina. Herzegovina.Se trata de un proyecto impresionante que también cuenta con el apoyo de la Unión Europea, que hasta ahora se ha visto obligada a importar la gran mayoría de materias primas críticas – incluido el litio – de China.La firma del presidente Aleksandar Vučić para autorizar la apertura de la mina también debe interpretarse como un intento de mejorar las relaciones con los líderes de la UE y acercar a Serbia a su tan esperada entrada en la Unión.
Las protestas callejeras y el precedente de 2022
Esta estrategia es cuestionada por los miles de personas que han salido a las calles de Belgrado en las últimas semanas para protestar contra el presidente Vučić y pedir que se revoque la autorización para la mina de litio.Para ser honesto, las protestas callejeras contra la apertura de la mina de Jadar no son nada nuevo.La primera autorización del gobierno serbio para explotar yacimientos de litio se remonta a 2019.Tres años más tarde, tras grandes protestas antigubernamentales y las próximas elecciones presidenciales, Vučić decidió revocar los permisos y paralizar todo el proyecto.En 2024, el Tribunal Constitucional serbio declaró ilegítima esta medida, pidiendo al ejecutivo que reiniciara el proyecto y reavivando las llamas de las protestas.
El miedo de los vecinos
La empresa angloaustraliana Rio Tinto obtuvo el permiso para operar en la mina, según el cual las actividades se realizarán respetando plenamente las leyes serbias y europeas y tendrán un impacto medioambiental mínimo.Sin embargo, los residentes no confían y temen que las actividades de extracción contaminen el agua y el suelo.«No necesitamos coches “verdes”.Necesitamos manzanas verdes y prados verdes”, explicó Angela Rojovic, una joven manifestante, a la New York Times.Un artículo científico publicado en julio en Informes Científicos demostró que las excavaciones de exploración de la zona por sí solas contaminaron un gran depósito de agua potable bajo tierra.Por su parte, Rio Tinto asegura que "ninguna sustancia química se filtrará al aire, al agua o al suelo" y confía en promesas de empleo para los vecinos de la zona:20 mil, según estimaciones del gobierno serbio.
La carrera por el nuevo "oro blanco"
Las políticas de transición ecológica y energética lanzadas en los últimos años por los gobiernos de todo el mundo han provocado un aumento vertiginoso de la demanda de litio, que se utiliza sobre todo en sistemas de almacenamiento de energía y en baterías de coches eléctricos.Según estimaciones del Ministerio de Energía de Serbia, en los dos primeros años se podrían extraer 58.000 toneladas de litio de la mina de Jadar.Una cantidad suficiente para producir baterías para más de un millón de vehículos eléctricos.Hoy la Unión Europea importa casi todo el litio que necesita, pero con la Ley de materias primas críticas se ha comprometido a fomentar la reapertura de minas también en suelo europeo.Según el Centro de Estudios Estratégicos de La Haya, los países de la UE necesitarán sesenta veces más litio del que importaron en 2020 si realmente quieren alcanzar los objetivos de neutralidad climática fijados para 2050.
La promesa de Vučić a la UE
El pasado 19 de julio la Unión Europea y el gobierno serbio firmaron un memorando de entendimiento donde se comprometen a colaborar para la explotación de la mina de Jadar.Un proyecto en el que no sólo tienen los ojos puestos las instituciones comunitarias sino también algunas grandes empresas de automoción, entre ellas Mercedes-Benz y Stellantis, interesadas en comprar el litio extraído in situ.La plena operación de la mina permitiría a Bruselas reducir las importaciones de litio del exterior y profundizar las relaciones comerciales con Serbia, alejándola de la esfera de influencia de Vladímir Putin.De hecho, desde 2009 el país ahora gobernado por Aleksandar Vučić quiere unirse a la Unión Europea, pero desde entonces se ha avanzado poco en esa dirección.Las dudas de los líderes de la UE se refieren sobre todo a algunas políticas del gobierno serbio sobre la autonomía del poder judicial, sobre el control de los medios de comunicación, pero también sobre las ambiguas relaciones de Vučić con Moscú.Y quién sabe si serán los futuros suministros de litio los que convencerán a Bruselas de cambiar de opinión y acelerar las negociaciones para la entrada de Serbia en la Unión.
En la portada:Marcha organizada en Belgrado para protestar contra la apertura de una mina de litio en Serbia, el 10 de agosto de 2024 (EPA/Andrej Cukic)